miércoles, 20 de mayo de 2009

tesis N# 7

PACHECO Ramón Educación,
Los Teques; 21/05/2009


TESIS N# 7


Enunciado de la tesis
“La educación es acción y debe dirigirse al ámbito de la actuación humana”.


El problema que subyace en el fondo del enunciado de esta tesis es el siguiente: se puede dar el caso de ver a la educación desde una perspectiva estática, en donde se da únicamente un proceso de recepción o, por otro lado, un proceso de dicción, sin haber ningún tipo de relación una cosa con la otra. La educación puede ser vista como un proceso que no necesita del esfuerzo de quien la está recibiendo y de quién la están impartiendo.
La educación no es algo estático, sino que al contrario, se trata de movimiento, de acción. Todos nos educamos y lo hacemos consciente e inconscientemente, pero dicha educación exige un esfuerzo, un obrar.
En el enunciado de la tesis se presenta lo que podría ser educación y también su finalidad. En cuanto a la finalidad, se dirige hacia la misma persona que ante el ámbito de las posibilidades, debe actuar. Entonces, la educación vendría teniendo un sentido lógico dentro de la misma persona.

Conceptos importantes

Educación: El sentido etimológico del término: educare y educere. “La educación no es tanto “poner dentro, sino más bien sacar fuera”. Criar más que alimentar. Avanzar supone progreso. Elevar sentido de mejora. Conducir orientación por una finalidad. Relación que tiene carácter de acción de educar”[1].
Acción y efecto de educar. “enseñar, adoctrinar, formar instruir, desarrollar o perfeccionar las facultades intelectuales y motoras”[2].
“Desarrollar o perfeccionar las facultades intelectuales y morales del niño o del joven por medio de preceptos, ejercicios, ejemplos, etc”[3].
Ámbito de la actuación educativa: esto entendido como los espacios en donde es posible la actuación humana para su propio bien. La actuación humana debería estar orientada y dirigida hacia la proyección de la misma persona. “Cuando se habla de educar, no se habla de lo que el ser humano es, sino de lo que hace. Por lo tanto debería pasarse primero a la actuación humana, para pasar a la acción que es educación. Se requiere para ello de la consideración teleológica, por ser la finalidad el elemento que le confiere la racionalidad. Es decir, para conocer cualquier acción humana es necesario conocer su realidad”[4].

Posturas en contra de la tesis

Gorgias: este filósofo de la antigüedad muestra rasgos de escepticismos, es decir, examina con detenimiento los elementos presentes.
Veamos una postura muy personal del pensamiento que maneja este autor sobre la educación:
“Nada existe, pues si algo existe debería proceder de algo o ser eterno”. Este primer enunciado nos lleva a una conclusión más concreta, la cual es la siguiente: “aunque hubiera un ser sería desconocido, pues si hubiera conocimiento del ser debería ser pensado. Pero lo pensado es distinto de los que realmente es”. Esta forma de pensar trae como resultado el siguiente enunciado: “aunque hubiese conocimiento del ser, sería incomunicable a causa de la diferencia entre lo se que mienta y lo mentado, en efecto no pueden entrar por los oídos las cualidades de los ojos”[5].
Entonces, nada se conoce y si se conoce no se puede comunicar, pues no existe ningún tipo de relación entre lo que se piensa con lo que supuestamente es. Dichas conclusiones hacen pensar que no es posible la educación y por ende, no tiene sentido la actuación humana, desde este punto de vista. Por lo que pierde todo tipo de sentido que el ser humano camine construyendo conocimientos desde sí y para los demás.
Otro autor que parece importante nombrar en contra de dicha tesis es el filósofo empirista David Hume.
David Hume: nos habla a cerca de la causalidad, una ilusión que pudiera ser causada por la costumbre. “Las proposiciones sobre relaciones causales son proposiciones sobre hechos, no son necesariamente verdaderas /…/ la experiencia nos muestra que a un cierto hecho, sucede regularmente otro hecho; el primer hecho es llamado “causa” y el segundo “efecto”. Pero la experiencia no puede mostrarnos que hay necesidad en la conexión causal, pues esta no es una conexión de las del tipo de las relaciones de ideas. El efecto no está contenido necesariamente a las causas. /…/ las conexiones son inferencias probables, fundadas en las asociaciones de ideas, tal como han tenido lugar en el pasado, lo que nos permite predecir el futuro”[6]. Entonces, supuestamente las conexiones causales son inferencias fundadas sobre la base de la repetición, por lo que se vuelve costumbre. Si no se puede conocer la causalidad, ya que esta es una ilusión basada en las costumbres, no se puede decir que existe una causa que crea un efecto.
Viendo dicha forma de pensar, desde lo educativo, no existe una posibilidad de proyectarse, pues todo se agota en el presente, en el instante. Como conclusión, no puede existir la educación que permita a la persona proyectarse en el futuro e ir creciendo cada vez más para alcanzar sus sueños. El individuo vive el aquí y el ahora.

Posturas a favor de la tesis

John Loke: para Loke la educación sí existe, pero a diferencia de otros pensadores, la vamos adquiriendo, pues lo innato no existe. “El entendimiento es como un gabinete vacío que va siendo amoblado. Es como una tabla rasa en la cual la experiencia va escribiendo. /…/ el entendimiento va adquiriendo familiaridad con los ideales particulares”[7]. Somos tabla rasa, se nos va dando forma por medio de la adquisición de nuevas experiencias. Todos los conocimientos del ser humano son consecuencia del aprendizaje, a través de las experiencias vividas y sus percepciones.
“Para él el punto de partida es todo contenido de conciencia (idea) o toda experiencia externa (sensación) o interna (reflexión). /…/ todos los contenidos los contenidos de conciencia proceden de experiencias sensoriales externas o internas”[8].

“Richard Stanley Peters”[9]: “de sus escritos se desprende los siguientes rasgos:
El hombre educado tiene, como consecuencia de su educación, una forma de vida valiosa y deseable por sí misma.
La educación es algo propio, debido al hombre por la necesidad inmanente de su desarrollo como ser humano.
El hombre educado, cualquiera que haya sido su aprendizaje realizado deberá haber fomentado el conocimiento. Su conocimiento y comprensión no deberán ser inertes”[10].
Santo Tomás de Aquino: este pensador ve a la educación como la conducción de la prole al estado perfecto del hombre en cuanto hombre, que es el estado de la virtud; “en el pensamiento tomista, la educación es una cierta prolongación de engendrar y el nutrir de los padres a los hijos”[11]. Es decir, para Santo Tomás, el educador es un factor fundamental para que se pueda dar el acto educativo. Este enseña el valor de la virtud al educando y lo conduce correctamente para que actúe dentro de un núcleo de personas.
En términos generales, la misión global de la educación, es decir, su finalidad, dentro de los grupos sociales es caminar hacia la virtud. “El fin de la sociedad es una vida buena, es decir, según la virtud, de manera que el fin de la sociedad es una vida virtuosa, para alcanzar el disfrute de Dios, lo que excede los poderes de la naturaleza humana”[12]. Y como la sociedad se comprende de personas particulares, el individuo virtuoso es necesario para que la sociedad pueda llegar a ser virtuosa. Por eso es que “el ser humano es una persona con valor propio, no es un simple individuo”[13].
Tomando en cuenta la posición de Santo Tomás con respecto al hecho educativo, esta tesis sí tiene validez en el sentido de que necesariamente el hecho educativo se hace presente en el individuo y donde la misma educación va dando la oportunidad para que se convierta en ser virtuoso y este, a su vez encamine a otros en la virtud.

Sustentación de la tesis
Para muchos, la educación es vista como un dar y recibir. El dar va relacionado con el esfuerzo que el individuo realiza para sacar de sí aquello que posee dentro. El recibir significa dejarse instruir, dejarse enseñar. Todo eso va supeditado en una acción que el individuo debe poner en práctica.

Conclusión

[1] Castro J., Apuntes de filosofía de la educación, Mimeo, 6.
[2] El Pequeño Larousse ilustrado, LAROUSSE, Bogotá 1999.
[3] Diccionario de la Lengua Española, edición XXI, tomo I, Madrid 1992.
[4] Castro J., Apuntes de filosofía de la educación, Mimeo, 6.
[5] Ferrater mora j 1492.
[6] FERRATER MORA J., Diccionario de Filosofía, Ariel, Tomo III (E-J), Barcelona 1004, 1708.
[7] IBÍDEM, 1946.
[8] MUÑOZ R., Historia de la filosofía occidental, EDICEP, tomo II, Valencia 2005, 83.
[9] Richard Stanley Peters nació en la India, en 1919. Es profesor de filosofía de la educación en la Universidad de Londres. Es autor de varias obras de filosofía de la educación, entre las que podemos nombrar: Historia de la psicología (1963) y Filosofía de la educación (1979).
[10] Castro J., Apuntes de filosofía de la educación, Mimeo, 6.
[11] IBÍDEM.
[12] MUÑOZ R., Historia de la filosofía occidental, EDICEP, tomo II, Valencia 2005, 320.
[13] IBÍDEM, 321.

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